- Cuatro jóvenes medusas han experimentado un crecimiento espectacular a los tres meses de salir del pólipo
- Melocotón, Nectarina, Paraguayo y Albaricoque son las “hermanas mayores” de un grupo de 40 éfiras nacidas en la sala de cultivo
Después de haber conseguido ser el primer acuario español en criar la hermosa medusa Ortiga del Pacífico en la pasada primavera, el Oceanogràfic ha alcanzado un nuevo hito al lograr el desarrollo de unas 40 éfiras, de las cuales cuatro han experimentado un espectacular crecimiento que ha permitido que, también por primera vez en España, unas medusas de esta especie criadas en las instalaciones del acuario valenciano se puedan mostrar al público en compañía de otras adultas… y con nombre propio: Melocotón, Nectarina, Paraguayo y Albaricoque.
Con la llegada de la exposición de Medusas al Oceanogràfic en abril de 2017, no sólo se abrían nuevos espacios de conocimiento para los visitantes con 16 tanques en los que se repartieron unos mil ejemplares de 16 especies. También era posible estudiar, conocer y diseñar métodos de reproducción de las medusas, algunas de las cuales nunca había sido posible desarrollar.
De este modo, pocos meses después, el departamento de Mediterráneo y Medusas había logrado reproducir más de 10.000 ejemplares de cinco especies: la espectacular Ortiga del Pacífico, (Chrysaora fuscescens) de mas de 1,5 metros de longitud de tentáculos y 30 centímetros de campana, y también la Llama (Rhopilema esculentum), la Aurelia limbata, el Cubozoo (Carybdea xaymacana) y la Hidromedusa (Eutonina indicans). En la actualidad la suma total de medusas nacidas en la zona técnica supera las 20.000.
Pero, ahora, el paso es más trascendental, puesto que, por primera vez, ese exitoso proceso de investigación y de trabajo sobre fórmulas y métodos de reproducción y cultivo llega al gran público con las cuatro Ortigas del Pacífico, primeras de una serie que irá creciendo.
Un crecimiento extraordinario
Las cuatro jóvenes Ortigas del Pacífico han alcanzado rápidamente el tamaño adecuado para convivir con sus gigantes congéneres en el tanque del edificio de Accesos del Oceanogràfic a los tres meses de haber salido del pólipo. Un crecimiento que una de sus cuidadoras, Erika Mira, atribuye a los métodos desarrollados en el Oceanogràfic y “también al acierto que hemos tenido, después de llevar a cabo diversos experimentos y ensayos, en ajustar las condiciones de vida y alimentación de estas pequeñas y situarlas en el adecuado “kreisel” (un tanque especial adaptado a las medusas) en cuanto comenzaron a crecer”.
El régimen de cuidados consiste en “un menú que alterna la gelatina cocinada por nosotros y las medusas criadas en el Oceanogràfic para tal fin, teniéndolas a una temperatura entre 10 y 12 grados, las pequeñas, y entre 12-13, en la exhibición”.
La relación de las cuidadoras con las medusas es tal que les ponen nombre a cada una de las que crían. En este caso, los curiosos nombres de frutas son debidos al color anaranjado de estas criaturas.