La medusa Pelagia noctiluca es perfecta, preciosa, de un color traslucido de motas moradas y tiene dos particularidades: es la pesadilla de los bañistas en las playas del Mediterráneo y gracias a su capacidad de luminiscencia se puede ver por las noches en el mar cuando aparecen en enjambres al ser estimuladas por el roce de olas o de embarcaciones.
Estos seres maravillosos ya se pueden ver en el Oceanogràfic donde gracias al alto nivel técnico y la especialización de los biólogos del área de Mediterráneo y Medusas vuelven a reproducirse, algo que en muy pocos acuarios del mundo se consigue.
La Pelagia noctiluca, al contrario que las demás, carecede fase de pólipo y la reproducción es exclusivamente sexual a de que el macho se sitúa encima de la hembra en la columna de agua.
En realidad no es una cópula como tal, sino que se coloca así con el fin de asegurar las posibilidades de fecundación cuando el macho libera el esperma y lo recoge la hembra, que, posteriormente, pone huevos de los que sale la larva y finalmente una pequeña medusa, una éfira.
Por esa razón no pasa, como las demás, por la fase en la que el pólipo se fija en el sustrato y empieza liberar las éfiras, que se convierten posteriormente en medusas al llegar a la fase adulta.
Técnica y observación de la Pelagia noctiluca
Todo ello hace que su reproducción en el acuario sea muy compleja y requiera de una atenta y constante observación para seguir las fases. Ver y reconocer cuándo suelta los huevos, de menos de 0,2 milímetros, para mantenerlos hasta que liberan las larvas, que son submilimétricas, y esperar a que vayan cambiando a éfiras.
Todo ello se realiza sin lupa y a oscuras, con una linterna, para distinguir mejor los rosarios de huevos embebidos en un mucus.
Todos los elementos en sus fases son tan diminutos que requieren de una gran capacidad y experiencia en la observación, manejo y, también, la paciencia, que ya han adquirido los técnicos especializados del Oceanogràfic.
La cría de “pelagias”, pese a la gran dificultad, está siendo un éxito en el Oceanogràfic, hasta el punto de que ya puede observar el público en un tanque específico del área de Mediterráneo mas de 20 ejemplares. Desde que salen los huevos hasta que se puede contemplar en el tanque pueden pasar mas de dos meses, un plazo que para una medusa, en general, es mucho.
Una alimentación específica
Los cuidados en su cría y mantenimiento no acaban ahí. Una medusa de este tipo puede llegar a medir unos 10 centímetros de umbrela y vivir hasta cuatro años.
En el océano se alimenta de plancton, de organismos gelatinosos, y no sólo de medusas sino también de larvas de peces, una dieta muy variada.
Eso se procura mantener en el Oceanogràfic donde básicamente se alimentan de unas medusas que específicamente hay que cultivar para criarlas, mayormente la medusa común, Aurelia aurita, con la que se hace una especie de jugo y de la que también se le ofrecen ejemplares enteros.
Colaboración con el ICM-CSIC
Como en tantas otras experiencias, el Oceanogràfic colabora con diversos institutos y organismos científicos y de investigación y en este caso se realiza con el Instituto de Ciencias del Mar (ICM), que pertenece al área de Recursos Naturales del Consejo superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El Oceanogràfic retomó, tras la pandemia, la reproducción de Pelagia noctiluca en mayo de 2020, cuando el ICM le cedió éfiras, que, en primer lugar, se consiguieron llevar a la etapa de adultos y ahora a su fase de reproducción