Los 38 flamencos chilenos que habitan la isla del Oceanogràfic superan las pruebas del control veterinario
El flamenco es un animal tan frágil como bello. Su figura ha expirado toda una corriente estética en los últimos años, pero la vida real de estos ejemplares conlleva un cuidado exquisito tanto en su alimentación como en su salud y los detalles que comportan su hábitat. En el Oceanogràfic 38 hermosos ejemplares (Phoenicopterus chilensis) disfrutan de un espacio absolutamente privilegiado que ofrece una imagen muy característica del conjunto arquitectónico.
Detrás de su hermosura y esbeltez hay un equipo de cuidadores y veterinarios que vigilan por su bienestar constantemente. Por eso están sometidos a un constante control, que tiene su máxima expresión en el chequeo general, que se les hace anualmente con todo un equipo de especialistas para llevar a cabo una operación bastante compleja.
Es tan complicada y a la vez delicada que requiere de una serie de premisas previas con el fin de no dañar ni estresar a los animales. Para ello, inicialmente se les pastorea con delicadeza para dirigirlos a un cercado, un copo, situado en la zona alta de la isla donde habitan. Una vez dentro del copo cada animal se maneja de forma individualizada y se traslada al área de trabajo, instalada a modo de hospital de campana donde se realizan las oportunas pruebas.
En total se practican nueve pruebas consistentes en la lectura de anillas de identificación a la par que se le implantan marcajes definitivos a los que no disponían de microchip y también se toman las medidas morfométricas de tarso para correlacionarlas con el sexaje. Posteriormente y sin solución de continuidad se les pesa y comprueba el estado de las extremidades y se fotografía las plantas.
Posteriormente se toman muestras de sangre para un control analítico, de plumas para estudio del cortisol, de cloaca para vigilar la posible presencia de salmonella y, finalmente, una exploración física.
Unas primeras conclusiones han llevado a los veterinarios a comprobar la buena condición corporal y el estado de salud de los flamencos chilenos. Con posterioridad se conocerán los resultados de las muestras recogidas.
Un centro de recepción de irrecuperables
A lo largo del año, el Oceanogràfic se ha consolidado como un centro de recepción de animales irrecuperables, ya que se ha incorporado una nueva especie de flamencos (Phoenicopterus ruber), que habita en otra zona del lago vivo del Oceanogràfic, y está compuesta por animales llegados de otros centros, algunos ejemplares cedidos por la Consejería de Agricultura de Andalucía y, recientemente, por la Consejería de Medio Ambiente de la Región de Murcia.
En el caso de Andalucía se trata de los animales con lesiones irrecuperables, detectados durante programas de anillamiento en el medio natural en las marismas del Odiel y en la laguna de Fuente de Piedra o llegados a centros de recuperación y cuya supervivencia en el medio natural estaría comprometida por el tipo de problemas que presentan. Fueron integrados en la colonia, ofreciendo de este modo un lugar seguro para ellos y su descendencia.
En el caso de Murcia, el animal fue localizado el pasado mes de septiembre en las inmediaciones del embalse de Santomera y trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle, donde fue atendido por una fractura que le impedía volar
Con estas administraciones el Oceanogràfic colabora fomentando el cuidado y respeto de especies de fauna autóctona y poniendo en valor el interés por la conservación de los ecosistemas.