- El objetivo del estudio realizado por técnicos del Oceanogràfic es conocer el comportamiento de los quelonios frente a elementos vivos e inertes
- Las probabilidades de sobrevivir en el medio natural aumentarían si los animales pudieran discriminar los plásticos
La Fundación Oceanogràfic investiga el comportamiento en condiciones controladas de un grupo de tortugas boba (Caretta caretta) para incrementar las probabilidades de supervivencia de esta especie en el mar al llegar a distinguir los plásticos de los alimentos vivos tras una fase de aprendizaje.
El estudio, inmerso dentro del programa de conservación “Head Starting” de la Fundación Oceanogràfic, y en el que ha participado una estudiante de la Universidad de Lorraine (Francia), se ha centrado en doce de las tortugas bobas, que, procedentes del nido hallado en la playa de Les Palmeretes de Sueca, han sido criadas y cuidadas durante más de un año en el Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar (ARCA del Mar).
Divididos en dos grupos, el objetivo ha sido conocer si los quelonios desarrollan un comportamiento innato para buscar alimento vivo en un medio controlado, y, además, tras un proceso de aprendizaje, son capaces de evitar los plásticos, una gran amenaza para la especie.
El grupo de aprendizaje
Para realizar esta primera investigación, las tortugas han sido separadas en dos conjuntos homogéneos, tomando uno como grupo de aprendizaje y el otro de observación de su comportamiento natural, con el fin de comparar su actitud.
En la primera fase de la investigación se les ha enseñado diferentes elementos lo más parecidos a los que se encontrarán en el mar: medusas, cangrejos y otros invertebrados. Pero también plásticos blancos y negros.
En la segunda fase, a ambos se les han mostrado los diferentes objetos –vivos e inertes– para saber qué preferencias desarrollaban. El grupo de aprendizaje, que ya había estado en contacto con los plásticos en la primera fase, ha demostrado un comportamiento innato hacia los alimentos vivos, despreciando en gran medida las piezas inertes. En cambio, el grupo que no había tenido contacto con los distintos elementos, atacaba más veces al plástico.
En muchas ocasiones se ha apreciado que, al ofrecer a los animales plásticos y piezas vivas a la vez para observar la discriminación, se puede generar confusión en las tortugas, ya que es posible que los plásticos se impregnen de olor.
Como conclusión del estudio, los resultados obtenidos demuestran que el grupo de aprendizaje desarrolla un cierto comportamiento de discriminación hacia los plásticos, por lo que a través de este proceso, el conocimiento adquirido podría incrementar las probabilidades de supervivencia de esta especie en el mar.
Los autores de la investigación han señalado, no obstante, que se ha elaborado con un número limitado de individuos, por lo que no es conveniente extrapolarlo, por el momento, a la población en medio natural.
Proyecto “Head Starting”
El Oceanogràfic cuenta desde 2007 con el ARCA del Mar, una de las instalaciones más modernas y grandes del Mediterráneo, especialmente diseñada para la acogida y recuperación de tortugas marinas y delfines. Este centro destaca por ser el mayor de España y uno de los mayores de Europa para la atención y rehabilitación de estos reptiles.
Entre los diferentes programas de investigación que se llevan a cabo, el proyecto “Head Starting” utiliza técnicas innovadoras de incubación, eclosión y cría, con la liberación final al mar de las crías. Los nuevos descubrimientos derivados de esta actividad, tras la liberación de los recién nacidos, son cruciales para ayudar a proteger a las poblaciones salvajes.