El pasado 7 de septiembre un pescador de Cullera activó, a través del 112, la Red de Varamientos, formada por la Conselleria de Medio Ambiente, Universitat de València y Oceanogràfic, para salvar una hermosa tortuga que había capturado de forma accidental. Inmediatamente la Fundación Oceanogràfic dispuso el operativo para recogerla y llevarla rápidamente al Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar (ARCA del Mar), conocida también como el Hospital del Mar.
El quelonio, un hermoso ejemplar de 32 kilos y 62 centímetros, presentaba, como es casi habitual, una embolia gasesosa, el mal del buceador, de carácter leve, pero un trauma severo en el caparazón, una gran herida que los veterinarios consideran que podría haber sido causada por el golpe de una embarcación.
La fractura se encuentra en la parte más dorsal del caparazón pero, milagrosamente, no ha dañado la médula espinal, aunque sí ha hecho que el animal pierda hueso de ambos lados del caparazón.
Curas y tratamiento láser
Al principio fue tratada con oxigenoterapia porque no cabía en la cámara hii9perbárica y hasta el momento se le ha sometido a un par de anestesias para limpiar en profundidad las heridas, retirar el hueso muerto y favorecer la correcta cicatrización. Además, este mismo martes, se le ha implantado un sistema de anclaje para favorecer la estabilidad del caparazón y permitir, así, una adecuada cicatrización.
Básicamente, la tortuga está recibiendo antibióticos y antiinflamatorios de tratamiento óptico y láser para estimular la regeneración del tejido. Gracias a la terapia láser, lo que se produce en el animal, es una estimulación de células epiteliales de manera que con ello se consigue acelerar los procesos habituales de las cicatrices.
Se alimenta actualmente a base de gelatina, elaborada especialmente para tortugas marinas , a base de pescado azul, cefalópodos y otros invertebrados , y el departamento de Veterinaria calcula que en el plazo de dos o tres meses el animal puede volver al mar.