• La Fundación Oceanogràfic, ABAI y técnicos de El Palmar soltaron gallipatos en la Mallada Verda con el objetivo de ayudar a repoblar esta especie autóctona “vulnerable”

 

  • Escolares del IES Josep Iborra también participaron del evento y pudieron conocer las amenazadas que sufren estos animales

 

Técnicos de la Fundación Oceanogràfic introdujeron el lunes un total de 25 gallipatos (Pleurodeles waltl) en una balsa ubicada en la Mallada Verda de Benissa y construida por los voluntarios de la Asociación Benissera Anti-Incendios (ABAI).

Un evento en el que participaron 40 escolares del IES Josep Iborra, guardas forestales y personal del Centro de Investigación Piscícola de El Palmar.

 

 

El gallipato es una especie endémica de la península ibérica y Marruecos declarada “vulnerable” por el Catálogo valenciano de especies amenazadas de fauna, y en regresión en algunas zonas de su área de distribución.

En esta ocasión, los 25 animales se criaron en las instalaciones del Oceanogràfic de Valencia y en el Centro de Conservación de Especies Dulceacuícolas de la Comunitat Valenciana (El Palmar) y, tras haber alcanzado el peso y el tamaño adecuado, se soltaron en una balsa evaluada y considerada apta para el mantenimiento de los gallipatos en el medio natural.

 

Controles de seguimiento de los animales

Los técnicos de la Fundación Oceanogràfic y del centro de El Palmar vienen haciendo controles periódicos para conocer la evolución y estado sanitario de la especie en diferentes puntos de la Comunitat Valenciana.

Para hacer el seguimiento, los gallipatos cuentan una marca individual -un microchip- que permite identificarlos y estudiar sus movimientos si vuelven a ser capturados.

 

 

De hecho, durante la rutina de seguimiento, el lunes se encontraron diez gallipatos en la misma balsa. Dos de ellos ya tenían microchip, mientras que ocho, de entre los que había juveniles, no se habían registrado anteriormente.

Esta situación confirma el éxito de la balsa de Benissa, no solo por la supervivencia de los anfibios, sino también por el aumento de su población.

 

Un proyecto exitoso de reproducción y cría

El proyecto de reproducción y cría de gallipatos de la Fundación Oceanogràfic, en colaboración con la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat Valenciana, se inició en 2017.

Para ello, se acondicionó una sala (nacedora) en las instalaciones del acuario de Valencia, donde se ubicaron acuarios destinados a completar el ciclo vital del gallipato y de otras especies amenazadas.

Paralelamente, se inició un proyecto de restauración paisajística con el objetivo de concienciar sobre la importancia de conservar la biodiversidad asociada a los ecosistemas húmedos de la Comunitat Valenciana.

Durante 2018, la Fundación Oceanogràfic inició una nueva etapa centrada en el manejo y mantenimiento de especies de flora y fauna que habitan en ecosistemas de agua dulce, lo que le ha permitido adquirir una amplia experiencia en el campo de la conservación ex situ.

 

 

Siete años después del inicio de este proyecto, se continúa poniendo a disposición de los gobiernos locales y de la ciudadanía el conocimiento adquirido, así como los recursos materiales y humanos necesarios para continuar con acciones de conservación in situ y enriquecer las iniciativas de conservación que desarrolla la Conselleria.

 

La amenaza de la venta y el abandono del campo

El “ofegabous”, llamado así por la creencia generalizada de que vacas y toros podían morirse si se tragaban uno de estos animales al beber en las charcas, tiene y ha tenido su mayor amenaza en la acción del hombre y en el abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas. Igualmente sufre la presión por la introducción de especies alóctonas y los productos químicos que se emplean para potenciar la producción agrícola.

Su aspecto es muy potente, como el de un animal prehistórico, y puede alcanzar hasta 300 milímetros de longitud.

De ojos pequeños pero saltones tiene, afortunadamente, una gran capacidad de reproducción. Este tritón es voraz y se alimenta de invertebrados acuáticos, moluscos, carroña, incluso gusanos o larvas de insectos.

Es el único anfibio con cola que vive en la Comunitat Valenciana y en su supervivencia también hubo de enfrentarse a la captura y comercialización ilegal.