Las neonatas crecieron en el Oceanográfic y en el Acuario de Sevilla y portan un emisor satelital instalado por la Fundación Azul Marino
Con poco más de un año de vida han recorrido de media unos 1.650 km, llegando a Malta, Mónaco y Almería como puntos más alejados
Las cuatro tortugas neonatas que se integraron en su medio ambiente en la playa El Serradal de Castelló hace más de cinco meses con emisores satelitales continúan repartidas por el Mediterráneo Occidental, hasta alcanzar Malta una de ellas, y emitiendo señales periódicamente de su localización, según el informe preliminar emitido por la Fundación Azul Marino.
El pasado 15 de octubre de 2020 se soltaron 20 tortugas bobas (Caretta caretta) que, procedentes del nido descubierto en la citada playa en julio de 2019, habían seguido el programa de crecimiento y desarrollo “head starting” en las instalaciones de la Fundación Oceanogràfic y en el Acuario de Sevilla.
Cuatro de esos jóvenes quelonios, que recibieron el nombre de Castelló, Miguel, Navel y Posidonia, llevaban instalado un emisor satelital, gracias a la aportación de la Fundación Azul Marino, lo cual está permitiendo un seguimiento monitorizado de la trayectoria de estos animales y un mayor conocimiento para la ciencia sobre su comportamiento en alta mar.
Los emisores portan unas pequeñas placas solares que los alimentan y permiten que, cuando el animal está en superficie, transmitan una señal que puede ser detectada por satélites en órbita polar del sistema Argos.
Gracias a ello se ha podido establecer que hasta el momento las cuatro pequeñas, con poco más de un año de vida, han navegado de media unos 1.650 kilómetros por todo el Mediterráneo pero con diferentes rumbos.
La tortuga neonata que ha recibido el nombre de Posidonia ha sido la que mayor recorrido ha hecho, con casi 2.000 kilómetros, ya que alcanzó la Isla de
Malta, costeando antes Túnez y su golfo, y ahora se encuentra en el Estrecho de Sicilia, en lo que parece una vuelta en dirección contraria.
Por su parte, otra de las neonatas, Navel, ha llegado hasta Mónaco con más de 1.800 kilómetros y sorprendentemente ha vuelto al Golfo de València. Menor trayectoria, con unos 1.500 kilómetros, es la que ha trazado Miguel, que llegó hasta Barcelona y descendió hasta Almería, bordeando toda la costa del sur de València, Alicante y Murcia.
Finalmente, ha sido Castelló la que, con unos 1.300 kilómetros, rebasó las fronteras del Mar Balear y ahora se encuentra al sur de las Islas Baleares.
Objetivos científicos
Con el marcaje de neonatos de Caretta caretta se persiguen los objetivos de comprobar la supervivencia de los animales y su adaptación al medio, como una de las formas de evaluar el grado de éxito del proyecto de “head-starting”, y generar información básica de esta especie en una fase de vida poco conocida en mar abierto.
De esta forma se puede analizar las rutas, zonas de dispersión y uso de hábitat de las tortugas, contribuyendo a la información generada en ese aspecto por otras instituciones. La información que se obtiene con el uso de estos dispositivos es de suma importancia, ya que se trata de una especie catalogada como “vulnerable” en el Catálogo Español de Especies Amenazadas y está incluida en el Anexo II de la “Directiva Hábitats”.
“Head starting”: programa de crecimiento e introducción en el mar
Las tortugas fueron incluidas desde su nacimiento a principios de septiembre del año pasado en el citado programa de “head-starting”, cuya finalidad es conseguir que los neonatos alcancen el tamaño, peso y habilidades suficientes de natación, buceo y alimentación para aumentar las posibilidades de supervivencia y eludir a gran parte de sus depredadores naturales.
Las experiencias llevadas a cabo hasta ahora permiten un gran optimismo, porque los porcentajes de supervivencia de estos animales al entrar al mar están en torno a un 90%, lo que significa un éxito para la conservación de la especie, dado que se estima que, en condiciones naturales, sólo sobrevive a su entrada al mar una tortuga de cada mil que nacen.