El director de Conservación de la Conservation Land Trust explicará en el Oceanogràfic la experiencia de la creación de parques nacionales en Argentina y Chile junto al fundador de The North Face
«Con la política de Producción de Naturaleza las grandes extensiones abandonadas pueden recuperar su riqueza y crear una nueva economía en las comunidades rurales»
Nacido en València, Ignacio Jiménez, biólogo y Director de Conservación de la Conservation Land Trust (CLT), es uno de los creadores del término Producción de Naturaleza, el cual inserta las áreas protegidas y la restauración ecológica dentro de las prioridades de desarrollo en comunidades rurales. Sus estudios y esfuerzos de conservación han aparecido en decenas de artículos científicos y varios libros. Desde 2017 es Director de Conservación de la Fundación CLT y actualmente está trabajando en un manual sobre Producción de Naturaleza, con ejemplos de cinco continentes. Desde hace 20 años lleva comunicando las mejores prácticas en conservación de la biodiversidad a estudiantes, gestores, comunidades locales, empresarios y gobernantes en múltiples países.
Cautivado por la labor que venía haciendo el filántropo Douglas Tompkins, creador de las empresas The North Face y Esprit,, Jiménez ha estado doce años “tocando terreno”, ocupándose de lo que llaman el “rewilding” (la reintroducción de especies autóctonas) y desarrollando parques nacionales que han hecho “productiva” la naturaleza de inmensas extensiones de Argentina -cuatro- y Chile -siete-. Ahora se ocupa de la estrategia, la comunicación y las relaciones institucionales CLT.
El miércoles 14 de febrero contará su extraordinaria experiencia y sus conclusiones en la conferencia, que impartirá, dentro del Ciclo de Conferencias 2018 #oceanoexpertos de la Fundación Oceanogràfic, en el Auditorio Mar Rojo a partir de las seis de la tarde, en una charla que incluirá espectaculares imágenes de los parques en los que trabaja y ha trabajado y de los que se ha ocupado de conocer para enriquecer su trabajo.
“Lo que hacemos en CLT es bastante sencillo – explica Jiménez- y, a la vez ambicioso: crear grandes parques nacionales. Luego los restauramos reponiendo toda la fauna que originariamente había y eso implica traer especies grandes herbívoros y carnívoros como ciervos, jaguares, tapires (aquí serían lobos, osos, linces, cabras monteses, etc.) en colaboración, necesaria, con el gobierno. Compramos tierras y se las donamos, porque el gobierno es el que crea el parque. Creemos mucho en lo público. Para reintroducir fauna también colaboramos con los gobiernos porque los animales son bienes públicos”.
Una vez compradas y donadas las tierras, creada la figura de parque y reintroducidos todos los elementos que lo van a hacer salvajemente atractivo, la acción de CLT puede compararse a la restauración de una gran catedral… “La conviertes – señala- en un destino turístico, haces que la gente vaya a verla, la disfrute y conozca la naturaleza. Entonces promovemos el acceso y su visita, lógicamente, ordenada… ¿por qué? Primero porque creemos que el parque ha de tener un acceso para que el público lo disfrute y porque hemos aprendido, después de muchos años y de visitar muchos parques, que los visitantes son los que traen recursos con los que se genera una economía rural en áreas que a menudo cuentan con problemas de menor desarrollo que el resto del país”.
El fin último que persigue la fundación es dinamizar los espacios naturales que han perdido toda esperanza , no sólo de crecer, sino de mantenerse. “La restauración de grandes sistemas naturales – dice- genera un gran espectáculo que atrae recursos externos – del país propio y de otros- y esos recursos, traducidos en visitantes, generan una nueva economía, nuevos puestos de trabajo, y lo que también es muy importante: el orgullo de pertenencia de sus habitantes, que contemplan cómo el lugar revive y es conocido y les ayuda a vivir mejor”.
Un ejemplo claro de lo que cuenta Ignacio Jiménez es el Parque Nacional Estero de Iberá, uno de los humedales más extensos del planeta, que supone “el ejemplo clásico de una zona que nadie conocía y que hoy está en la lista de mejores destinos del mundo según las más prestigiosas publicaciones. Esto hace que la gente entienda ese ecosistema natural como algo funcional y que estar en él no es un coste sino un beneficio”.
Producir naturaleza en Valencia
La experiencia de Jiménez podría llevarse, igualmente, a España y, también, a la Comunitat Valenciana y de eso va, precisamente, la conferencia del próximo miércoles: “¿España, líder global en producción de naturaleza?
«España tiene todos los ingredientes para dedicarse a producir naturaleza en serio y usarla para solucionar uno de nuestros grandes problemas estructurales que es el abandono rural, pero no se están uniendo los ingredientes, están por separado y no hay una estrategia que una el objetivo. Somos una potencia mundial en turismo: estamos muy focalizados en playas, en ciudades carismáticas y un poco turismo rural. Pero no sabemos vender turismo de naturaleza cuando tenemos la mejor naturaleza de Europa Occidental. Aunque parezca increíble: tenemos el know- how en manejo de fauna, la marca “España”, pero no logramos conectar ambas cosas para aprovechar nuestra naturaleza de manera que beneficie a áreas remotas necesitadas de nuevas opciones de desarrollo».
La políticas de CLT podrían llevarse perfectamente a España y también, cómo no, a la Comunitat Valenciana: «València tiene un gran potencial para producir naturaleza». Este especialista mundial en la gestión de la naturaleza como generación de recursos entiende que se dan las circunstancias antedichas en el interior de València y Castelló, por ser los lugares más despoblados, los lugares donde la fauna está llegando por sí sola. Maestrazgo, Els Ports, Villar del Arzobispo, Chera, etc. son zonas donde la producción forestal ha colapsado, y en las que hay que plantearse por qué no salir del modelo de las subvenciones para hacer que las «subvenciones» sean los propios visitantes. Pero el turismo rural no es suficiente y se puede combinar con el turismo de naturaleza. «La Comunitat Valenciana tiene la oportunidad de juntar todos estos puntos «.
Esas reflexiones se pueden aplicar igualmente a la Albufera, y otras zonas de la Comunitat Valènciana donde hay mucha más densidad de población; a diferencia del interior de la Comunitat. «La Albufera es una zona con gran potencial natural pero que se reduce al esquema general de comer, beber y dormir cuando tenemos grandes recursos procedentes de la naturaleza… No hemos generado un producto atractivo porque, fundamentalmente, no nos lo creemos cuando lo contamos».
La naturaleza del mar
«En cuanto a las potencialidades del mar, es más importante desde luego en la zona costera, porque el mar abierto se hace más complicado, aunque ahora la gente está empezando a ir a ver pasar los delfines. En la costa hay una gran riqueza, montes espectaculares… el litoral valenciano tiene un gran potencial, si se ordena bien para aprovechar el turismo intensivo ya existente para que visite y financie sistemas naturales de una manera bien manejada. El problema es que nos quedamos en la playa, en el turismo intensivo, mientras que el turismo de naturaleza no terminamos de ofrecerlo».
Jiménez ve un gesto en esa dirección en el Consell valenciano y sabe que en este momento se está discutiendo precisamente políticas de producción de naturaleza «lo que puede posicionar a la Comunitat Valenciana en un lugar central dentro de España a través del «rewilding».
«No es causal que la Conselleria de Medio Ambiente, también se llame de desarrollo rural. Nunca se había hablado de desarrollo rural de manera tan explícita, y ahora ya se plantea como un problema con prioridad para superarlo. Con eso no se contaba hasta ahora y que eso lo maneje la misma conselleria de Medio Ambiente, no es causalidad… Sólo falta conectar el turismo dentro de una lógica integrada donde los resultados de la conservación beneficien directamente a las localidades vecinas, las cuales sean a su vez las que piden más y mejores ecosistemas naturales para su propio beneficio «.
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Ignacio Jiménez Pérez
Nacido en Valencia, Ignacio cuenta con una amplia experiencia internacional en conservación. Es Biólogo por la Universidad de Valencia y Master en Manejo y Conservación de Vida Silvestre por la Universidad Nacional de Costa Rica. Ha coordinado proyectos de investigación y gestión de especies amenazadas en Costa Rica, Nicaragua y Madagascar, con áreas protegidas y humedales en El Salvador; además de coordinar una evaluación de la experiencia española en recuperación de fauna amenazada.
Desde 2005 trabaja para The Conservation Land Trust/Tompkins Conservation, fundada por el filántropo Douglas Tompkins. Con su reciente donación en Chile, Tompkins Conservation ha liderado el mayor proceso de donación de tierras para la conservación de la Historia. Desde esta organización Ignacio inició el mayor programa de reasilvestramiento o rewilding de América. Sólo para la Reserva de Iberá (Corrientes, Argentina), el programa incluye la reintroducción de especies como el oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, guacamayo rojo, pecarí, tapir y jaguar, sobre una superficie de 700,00 has. Durante el 2016 Ignacio se mudó a Sudáfrica para aprender de la experiencia africana en conservación de biodiversidad, rewilding, ecoturismo y desarrollo local.
Ignacio es uno de los creadores del término Producción de Naturaleza, el cual inserta las áreas protegidas y la restauración ecológica dentro de las prioridades de desarrollo en comunidades rurales. Sus estudios y esfuerzos de conservación han aparecido en decenas de artículos científicos y varios libros. Desde 2017 es Director de Conservación de la Fundación CLT y actualmente está trabajando en un manual sobre Producción de Naturaleza, con ejemplos de cinco continentes. Desde hace 20 años lleva comunicando las mejores prácticas en conservación de la biodiversidad a estudiantes, gestores, comunidades locales, empresarios y gobernantes en múltiples países. Vive con su mujer e hijas en la gran reserva de Iberá (Argentina).